Manifiesto del Grupo de Trabajo de Psicología del Envejecimiento y Demencias del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
El 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer, declarado por la Organización Mundial de la Salud en 1994, y auspiciado por Alzheimer´s Disease International, y con este motivo, el grupo de Trabajo de la Psicología del envejecimiento y demencias, del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, quiere solidarizarse con los afectados por esta enfermedad y con sus familias, y compartir algunas reflexiones sobre la labor que los profesionales de la Psicología llevan realizando día a día en el ámbito de las demencias, desde los últimos años.
La prevalencia de las demencias, como la enfermedad de Alzheimer, es un fenómeno mundial en aumento, debido fundamentalmente al envejecimiento de la población. En España, en la actualidad, se encuentra alrededor de 1 millón de personas afectadas (400.000 personas en la Comunidad de Madrid), y la población mayor de 65 años está aumentando, sobre todo la mayor de 80 años, ocupando los primeros puestos a nivel mundial (Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 2010). Así, debido a la mayor esperanza de vida, según la Confederación española de asociaciones de familiares de personas con Alzheimer y otras demencias (CEAFA, 2016), para 2050, estas cifras se triplicarán y España será el país más envejecido del mundo con una mayor prevalencia de personas con alto grado de dependencia.
Esta realidad supone un gran desafío que deben afrontar las familias, ya que según un estudio reciente de CEAFA y la Fundación Sanitas sobre el cuidador en España, en uno de cada cuatro hogares se encuentra una persona afectada, y el 94% de los cuidados los realiza la propia familia, lo que está produciendo, sin duda, un cambio en el perfil del enfermo, del cuidador, así como de la naturaleza del tipo de cuidado.
Diferentes instituciones públicas han desarrollando algunas estrategias y planes de acción para afrontar este gran reto. La Organización Mundial de la Salud propone transformar los sistemas de salud, para pasar de los modelos curativos, centrados en la enfermedad, a una atención integrada y centrada en las personas mayores, haciendo hincapié en lo que denomina “los sistemas de atención a largo plazo de calidad”, y a los que todas las personas mayores y sus familias tienen derecho.
En el ámbito europeo, el Parlamento estableció, en la resolución del 19 de enero de 2011, unas medidas para reforzar los esfuerzos en la atención a la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, en la prevención, el diagnostico, el tratamiento y la investigación, estableciendo medidas sobre los profesionales y los cuidadores, en el que reconoce precisamente la importancia de la Psicología, en la prestación de apoyo psicológico a los pacientes y a sus familias, haciendo hincapié en la importancia del enfoque psicológico del envejecimiento dentro de los tratamientos no farmacológicos.
En España se ha aprobado, el pasado abril de 2016, la Primera Estrategia de Enfermedades Neurodegenerativas del Sistema Nacional de Salud, que se centra en tres aspectos vitales: prevenir la enfermedad y mejorar su diagnóstico precoz; ofrecer atención personalizada a los pacientes y establecer programas de respiro que faciliten el descanso y proporcionen apoyo emocional a quienes cuidan de las personas afectadas. Estas medidas deberán dar respuesta a las demandas de las familias y que, según el estudio de CEAFA y la Fundación Sanitas, se centran en la ayuda económica, los servicios de respiro y el apoyo psicológico, para continuar con su labor como cuidadores.
La intervención en la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, debido a la larga duración y perfil evolutivo, a través de etapas o estadios, requiere de un enfoque multidimensional y por tanto de la presencia de equipos multidisciplinares, que realicen su abordaje desde el diagnóstico precoz, hasta el final de la vida, y que incluya no sólo a los enfermos sino a sus familias. El cambio del antiguo modelo “organicista”, hacia otro en el que la atención ya no es la enfermedad, sino la persona afectada y su entorno familiar, implica la participación de diferentes profesionales del ámbito sociosanitario, que contemplen las dimensiones bio-psicosociales.
En la esfera psicológica, en la actualidad es cada vez más frecuente la presencia de psicólogos, especializados en la atención a demencias, ya sean neuropsicólogos, psicólogos clínicos, psicólogos sociales o psicogerontólogos, y que realizan su labor profesional en los distintos espacios públicos y privados de atención a los enfermos y sus familias, como las unidades hospitalarias (unidades de memoria, unidades de demencia, unidades de Psicogeriatría, etc.) centros de día o centros residenciales, así como en universidades y centros de investigación, en los que aportan el conocimiento y las herramientas aplicadas más eficaces. En los últimos años, la publicación de numerosos trabajos de investigación, están aportando evidencias de la eficacia de las intervenciones psicosociales, o no farmacológicas, en el campo de la Psicología, en los síntomas cognitivos, como la alteración de la memoria o el lenguaje y especialmente, en los síntomas psicológicos y conductuales asociados a la demencia (SPCD), que cursan con alteraciones emocionales y del comportamiento como son, la depresión, la ansiedad, trastornos delirantes, conductas alteradas, etc., con mayores ventajas sobre los fármacos psicotrópicos, debido a la limitación de sus beneficios y a sus efectos adversos (Cobos & Rodríguez, 2012).
El papel del psicólogo en el ámbito de las demencias. Funciones.
El psicólogo realiza un abordaje conjunto con los enfermos y las familias a lo largo de todo el proceso de la enfermedad, desde el diagnóstico, hasta el final de la vida del enfermo, y la elaboración del duelo. A continuación, se recogen las funciones que en la actualidad lleva a cabo:
· Funciones de evaluación y diagnóstico: se desarrolla en diferentes ámbitos como las unidades de Psicogeriatría, las unidades de Neurología, de memoria, etc. La evaluación neuropsicológica es actualmente necesaria para el diagnóstico etiológico, junto al resto de las pruebas diagnósticas. Es muy importante la detección precoz para diseñar cuanto antes el plan de intervención.
· Funciones de intervención:
- Con el enfermo: estudiar las funciones cognitivas preservadas y afectadas del paciente, así como la existencia o no de alteraciones emocionales, de la personalidad o de la conducta, determinando así el perfil neuropsicológico y su fase evolutiva, necesarios para diseñar el plan de intervención. También es requerido para la realización de valoraciones de carácter médico-legal.
- Con las familias: información y asesoramiento, prevención de situaciones de máxima sobrecarga o burn-ot, psicoterapia, apoyo y acompañamiento psicológico, actividades psicoformativas, entre otras.
· Función de administración de recursos: en tareas de coordinación del equipo humano del que forma parte.
· Función de formación y docencia: asesoramiento y formación a las familias, a cuidadores profesionales y al equipo multidisciplinar sobre temas relacionados con la disciplina psicológica.
· Función de investigación: aumentar el conocimiento científico sobre la enfermedad y avanzar en la eficacia de nuevos programas y herramientas psicológicas para su aplicación a los enfermos y sus familias. Los integrantes del grupo de Psicología del envejecimiento y demencias del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, queremos unirnos a la celebración del Día Mundial del Alzheimer, y sentirnos hoy incluso más cerca de las personas afectadas y sus familias, aunando esfuerzos cada día para mejorar nuestra labor profesional dentro de un sistema de atención de calidad y centrado en la persona.
Madrid 21 de septiembre de 2016